Historia

Historia de la Cruz Roja en el Mundo

La Cruz Roja nació por iniciativa de un hombre llamado Henry Dunant, quien socorrió a los soldados heridos en la batalla de Solferino, en 1859. Luego hizo gestiones ante líderes políticos en pos de más medidas de protección en favor de las víctimas de la guerra. Sus dos ideas principales eran la formulación de un tratado que obligase a los ejércitos a prestar asistencia a todos los soldados heridos y la fundación de Sociedades Nacionales que ayudasen a los servicios sanitarios de los ejércitos.

Historia de la Cruz Roja Colombiana

La historia de la Cruz Roja Colombiana, no lejos de los inicios de la existencia del CICR y las Sociedades Nacionales, marcó su destino con el primer asomo de esperanza en medio de la batalla de Palonegro (Santander) llevada a cabo entre el 11 y el 25 de mayo de 1900, durante la Guerra de los Mil Días, cuando un puñado de médicos liderados por el Doctor Putnam y con unas improvisadas ambulancias en forma de carruaje de cuatro ruedas haladas por dos caballos cada una y en sus costados pintados dos cuadrados sobre fondo blanco y en cada uno una cruz roja con cinco cuadrados en señal de protección, abrazaron la misión de asistir a los cientos de heridos que quedaban a lo largo del campo de batalla, sin importar su afiliación política. Este hecho puesto años más tarde ante la asamblea de la Sociedad Medica reunida en la ciudad de Medellín en 1913, marcando el inicio de  la tarea de fundar en Colombia la Cruz Roja.

Impulsada la idea por los Doctores Adriano Perdomo e Hipólito Machado nació oficialmente el 30 de julio de 1915 en el Teatro Colón de Bogotá, bajo el postulado de que “todos somos seres humanos” y la afirmación de que en nuestra patria también es necesaria la existencia de una organización dedicada a “prevenir y aliviar los horrores de la guerra”, formada a imagen y semejanza de la institución de ayuda más extensa del mundo, partícipe de los mismos principios de humanidad, neutralidad e imparcialidad, nutricios de la originada en Suiza.

Desde entonces hasta nuestros días el propósito de aliviar y prevenir el sufrimiento humano  de quienes habitan en Colombia es la constante del servicio de la institución:

El incendio de Manizales en 1925 y el conflicto vecinal con Perú en 1932, permitieron ver cómo lo indicara el Dr. Augusto Ramírez Ocampo: “Que la Nación es capaz de sobreponerse a su propio duelo y continua laborando incansablemente en la búsqueda de un mejor destino y que Instituciones como esta, cuya misión también está conectada con el establecimiento de la armonía social, a borrar el rencor, a atender a las víctimas de la desatención oficial, a curar heridas y consolar amarguras, muestra que el país cuenta con reservas morales, para afrontar sus dolencias”. El conflicto en la frontera Colombo-Peruana, en la amazonia se vivió como uno de los hechos que obligó encontrar la ruta más corta para montar sobre la marcha hospitales en campaña y dirigida por el Presidente de la época profesor Jorge Cavelier, según sus propias palabras la Cruz Roja “fortaleció su organización y su aparato operacional”.

Ante el estallido popular que suscitó el asesinato del líder popular Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948, la Cruz Roja Colombiana prestó su colaboración a la ciudadanía sin distinción de clases o colores políticos.  Obedeciendo a sus principios fue la única Institución que trató de coordinar las labores de socorro en muchas ciudades del país. Se declaró neutral, recogió los cadáveres, repartió víveres y puso en contacto a los familiares. La Cruz Roja deriva enseñanzas y el país genera hacia el futuro mecanismos para prevenir y acudir a aliviar el dolor colombiano; así nació el Socorro Nacional por ley de 1948 que  fue puesto al cuidado de la Sociedad Nacional de la Cruz Roja Colombiana.

El 27 de febrero de 1980, un comando del M-19 se tomó la embajada de la República Dominicana, toma que duró 61 días.Previo acuerdo entre el Gobierno Colombiano y los negociadores del M-19, el Comité Internacional de la Cruz Roja ejerció su mandato de intermediario neutral y garante de los acuerdos de traslado de rehenes y miembros de M-19 al aeropuerto internacional el Dorado donde abordaron un avión con destino a la Habana el 27 de abril del mismo año.

De otro lado la Cruz Roja Colombiana tendió el puente en lo logístico, desde la asistencia médica y alimentación hasta facilitar el medio de transporte hasta el aeropuerto.

Catástrofes provocadas por el desequilibrio en la naturaleza o por el hombre asolan a Colombia en la década de los ochenta y noventa, como el terremoto de Popayán, la avalancha del Páez (Cauca), el terremoto del eje cafetero. Como un reto a la capacidad humana y de respuesta del pueblo colombiano el 6 de noviembre se presenta la toma del Palacio de Justicia por parte del M-19 y el 13 del mismo mes y año la erupción del volcán nevado del Ruiz, provocando la desaparición  de Armero (Tolima), que dejó más de 23.000 personas muertas y 75.000 más afectados de manera directa, hechos que desafiaron la capacidad de la respuesta humanitaria de la Cruz Roja Colombiana y de cuya experiencia se aprendió que en la realidad de nuestra acción humanitaria está presente la preparación para la atención de emergencias y desastres en más de 460 municipios del país.

A finales de la década de los ochenta e inicio de los noventas trágicamente la historia de Colombia siguió marcada por una lamentable serie de atentados y ataques contra instalaciones y bienes del Estado que afectaron indiscriminadamente a la población civil, como el caso del atentado contra las instalaciones del DAS el 6 de diciembre de 1989  en el que 50 personas fallecieron o el atentado de la calle 93 el 15 de abril de 1993, la explosión provocada de un avión de AVIANCA, los atentados de Medellín y Cali, circunstancias todas con exigencias de una respuesta inmediata en asistencia, salud y traslado de lesionados así como un desafío frente a la preservación de la vida y la dignidad humana.

Es así como la Cruz Roja Colombiana aumentó su capacidad de respuesta y atención a las víctimas de estos eventos pero a su vez acompañó y dio apoyo a las víctimas de masacres y desplazamiento forzado que hacían ( y hacen) más visible la muerte silenciosa de Colombianos y el éxodo de sus familias buscando proteger su vida.

La estrecha colaboración entre el Comité Internacional de la Cruz Roja y la Sociedad Nacional, ha sido fundamental para el cumplimiento del mandato humanitario de Movimiento Internacional de la Cruz Roja en Colombia, particularmente demostrado en eventos como la liberación de soldados de las Delicias en el marco de la plaza principal del municipio de Cartagena del Chairá (Caquetá) el 15 de junio de 1997 y de Infantes de Marina en el Chocó, privados de la libertad por las FARC, donde  sin capacidad logística pero con el constante apoyo del delegado Jefe del CICR, los médicos y voluntarios de la Cruz Roja Colombiana permitieron el reencuentro de 70 militares con sus familias.

Nace entonces la imperiosa necesidad de difundir y hacer respetar el Derecho Internacional Humanitario, normatividad internacional que limita los métodos y medios de guerra y que tiene por objeto proteger a las personas que no participan en las hostilidades e incluso las que han participado y han depuesto las armas y de las puestas fuera de combate por enfermedad, herida o captura o por cualquier otra causa.

Durante los años 80 en la Cruz Roja Colombiana se conformaron grupos de estudio del Derecho Internacional Humanitario (DIH), integrados por voluntarios emprendiendo el reto de difundir, promover y enseñar el DIH, prioritariamente entre la Fuerza Pública y  la población civil en general. La difusión con grupos  armados organizados ha sido silenciosa y llena de riesgos en la predicación del DIH en sus campamentos, en tanto  la atención de las víctimas del conflicto armado ha sido prioritaria, recurrente e imperiosa.

La Sociedad Nacional de la Cruz Roja Colombiana en consonancia con su férrea vocación por la reconciliación entre los colombianos, al igual que acompañó los procesos de desmovilización del M-19 en el campamento de Santo Domingo el 9 de marzo de 1990 y de la Corriente de Renovación socialista en Flor del Monte (Ovejas, Sucre) el 9 de abril de 1994, por acuerdo entre las partes y a solicitud de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz del 7 de enero de 1999 al 21 de febrero de 2002, proveyó parte de los aspectos logísticos en salud, difusión del Derecho Internacional Humanitario entre otras actividades en los cinco municipios que integraban la zona de despeje para los diálogos entre los negociadores del Gobierno y las FARC-EP en la zona del Caguan en los llanos orientales, hechos y acciones que marcaron un derrotero para lo que constituyen hoy las prioridades de la institución frente al nuevo reto del proceso de paz y ante la esperada  apertura de la era de la reconciliación en el país como forma de darle fin al conflicto armado.

Los efectos del cambio climático en el país se han manifestado principalmente en las fuertes lluvias, desborde de los grandes ríos y en consecuencia las vastas y terribles inundaciones que han hecho parte de la denominada “Ola Invernal” que ha afectado a gran parte de Colombia. Cientos de miles de ciudadanos fueron atendidos por la Cruz Roja Colombiana con el apoyo de un país que confía en su  accionar humanitario de su brindándole su concurso a través de donaciones generosas en especie, dinero, transporte, logística y tiempo de trabajo.

Las acciones humanitarias realizadas en Haití, Chile y Japón después de los catastróficos terremotos y Tsunami, han sido de gran trascendencia para la Cruz Roja Colombiana, para nuestro país y para el Movimiento Internacional de la Cruz Roja. Pero la importancia de una misión de esta magnitud sólo tiene su mérito cuando reconocemos que nada hubiera sido posible sin el apoyo de cientos de miles de colombianos.

Historia de la Cruz Roja en Santander

Servir a la Humanidad, sin distinciones, por convicción voluntaria, para disminuir su vulnerabilidad, para proteger la vida y la dignidad, es la premisa que dio origen a la Cruz Roja en el mundo hace más de 150 años. Celebrar la capacidad de cumplir este deber humanitario es un honor que se refrenda a diario, pero cumplir 100 años de acción en Colombia y 50 en Santander, ameritan evocar el trasegar de los cientos de personas que han hecho posible su desarrollo.

En 1965, el Doctor Mario Acevedo Díaz junto a un grupo de personas distinguidas en la sociedad Bumanguesa inician las labores en el puesto de socorro ubicado en Hospital Ramón González Valencia, impulsando el nacimiento de la agrupaciones de Damas Grises y Juventud.

En la década de los 70 se dieron importantes pasos para el desarrollo de la Seccional, la consolidación del puesto de socorro, el nacimiento de la agrupación de Socorrismo, la apertura de la Unidad Municipal de Barrancabermeja, y el inicio del Torneo de Golf Banderita.

La apertura de una sede propia en 1983 fue el inicio de una maravillosa década, donde se logró el fortalecimiento de los servicios de salud, el banco de sangre y el vertiginoso crecimiento del voluntariado, el inicio de las brigadas educativas en Bucaramanga, y los programas de atención comunitaria de las Damas Grises.

En los años 90, se impulsó la creación de nuevos grupos en Málaga, San Gil y Vélez, se fortalecieron las acciones con población vulnerable afectada por el conflicto armado, a través de proyectos de cooperación internacional. La primera década del nuevo milenio, permitió iniciar una reestructuración administrativa que generó estabilidad y permitió desarrollar el impacto de la labor humanitaria.

En el último lustro, la Seccional ha potenciado su desarrollo organizacional, logrando importantes avances en infraestructura con la adquisición de nuevas sedes en Málaga y Barrancabermeja, así como la modernización de su parque automotor y gran parte de sus equipos de respuesta. Tener hoy en día la certificación bajo la norma ISO de los sistemas de gestión en Calidad, Medio Ambiente, Salud y Seguridad en el Trabajo, nos permiten proyectar una imagen de responsabilidad, sostenibilidad y seriedad.

El desarrollo de nuevas formas de voluntariado, la búsqueda de programas con mayor impacto en las necesidades de los vulnerables, la modernización de infraestructura para Bucaramanga y San Gil, y la consolidación del Instituto de Educación para el Trabajo, se constituyen en retos inmensos, que la Seccional afrontará con el apoyo de sus miembros,  y toda la sociedad santandereana, porque cuando usted contrata los servicios de la Cruz Roja, apoya nuestra misión humanitaria.